Juan Carlos Cámara
Bio-bibliografía
No me acuerdo del momento concreto, ni de que lo motivó, pero lo cierto es que de chaval, un día me vi con un lápiz en la mano y desde entonces ya no lo he soltado. Con aquella arma en mi poder, declaré la guerra a cuanto tebeo caía en mis manos, copiando una y otra vez los personajes que vivían en aquel mundo enmarcado en viñetas. Una cosa llevó a la otra y cuando quise darme cuenta me encontré con mis piernas invadidas por un pelaje adolescente y trabajando en una agencia de publicidad.
Con las tres comidas diarias aseguradas, mi lápiz y yo seguimos camino. Unos trazos fueron dando paso a otros, y se produjo una curiosa metamorfosis: se transformaron en letras que, apareándose entre sí, alumbraron una serie de relatos. Los recién nacidos pronto crecieron y como buenos hermanos decidieron unirse formando una pandilla única. “Irreal”, la bauticé. Desde entonces, no pasa un día (con la preocupación natural que siente un padre por sus hijos), en que no imagine cómo serán de mayores…