Editorial Amarante

Desde la mitad que puedo ver me adentro en conjeturas respecto de la mitad que no veo alguna vez, por momentos, sin saber muy bien porqué, o sin detenerme a analizar este porqué, se impone la novedad iluminadora de la visión un poco más allá de las costuras. Algo más de plano, más redondez; la línea de flotación se altera y aflora de lo oculto lo que de normal no se muestra. Esto permite ir un poco más allá con las conjeturas y, tal vez, precisar mejor me aproximo al acierto. Me acerco a una mayor fidelidad de las raíces con su manifestación éste es un camino, no obstante, excepcional tiene algo de regalo esta ampliación de la visión el discurrir, sin embargo, es más aventurado siempre debería ser –me lo digo a mí mismo–, una y otra vez, prudente; debería, por lo mismo, hacerme humilde el camino me lo recuerdo cuando advierto algo desbocado este afán tan errático del juicio, y reconozco que la estancia es modesta y la morada solidaria acoger y atender el dolor del sufrimiento oscuro que tenemos, de las tinieblas irredentas que llevamos dentro el compromiso con la visión es el de una luz
de fe si algo veo es para ser con, es decir, para que seamos.